Cuece los spaghetti en agua con sal hasta que estén al dente. Escúrrelos y mezcla los spaghetti aún calientes con 2 yemas de huevo.
Coloca los spaghetti unos junto a los otros a lo largo sobre un film de plástico transparente. El grosor será aproximadamente el mismo que la longitud de un cartón de rollo de papel higiénico. Enrolla un cartón de rollo de papel higiénico en papel aluminio. Con ayuda del rollo de cartón y el film de plástico transparente, forma un rollo con los spaghetti. Aprieta bien los spaghetti los unos contra los otros. Retira el film de plástico.
Fríe el rollo de spaghetti en aceite caliente por todos los lados hasta que esté crujiente. Déjalo enfriar.
Hierve los 7 huevos durante 7 minutos (o el tiempo que necesiten según cómo de duros o blandos los quieras). Aparta 3 de estos 7 huevos para luego. Echa los 4 huevos restantes en un bol y mézclalos con una batidora, junto con aceite, queso crema y queso parmesano rallado. Adereza con sal y pimienta. Fríe tocino hasta que esté crujiente en una sartén. Déjalo enfriar y córtalo en trocitos. Añade los trocitos a la mezcla de huevo y queso crema. Mezcla todo bien.
Saca el rollo de spaghetti del papel de aluminio y colócalo de lado. Rellena el rollo hasta la mitad con la mezcla de huevo. Mete un huevo dentro del rollo y rellena el resto del hueco con la mezcla.