Sumerge las galletas de soletilla en el café frío y forra un bol con ellas.
Mezcla el queso mascarpone con el azúcar en polvo y la crema, y bate todo con una batidora eléctrica de mano. Reparte una capa de esta mezcla sobre las galletas de soletilla del bol.
Corta las fresas en rebanadas finas y colócalas sobre la crema de mascarpone. Rellena el bol alternando la crema y las fresas. Pon el bol en el refrigerador durante una hora.
Dale la vuelta al bol y cubre completamente el pastel con la crema de mascarpone. Haz pequeños huecos con una cuchara caliente sobre la crema, alrededor del pastel, de manera que formes varios niveles. Rellena los huecos con salsa de fresa.
Decora el pastel con una rosa hecha con rebanadas de fresa y menta fresca.