Haz unos cuantos cortes profundos en las papas, separados unos 5 mm entre sí. Al hacerlo, ten cuidado de no cortar la papa hasta el final. Coloca las papas en una sartén de hierro fundido o una bandeja de horno, pincélalas con aceite y échales un poco de sal. Hornea unos 60 minutos a 180 °C con la opción de ventilador activada.
Fríe la carne en un poco de aceite y agrega la cebolla y el ajo. Después de mezclar bien, añade el concentrado de tomate y el caldo, y deja que se cocine hasta que esté un poco líquido. Finalmente, condimenta con un poco de sal y pimienta.
Deja enfriar las papas un poco e introduce las rodajas de queso entre los cortes. Vierte la salsa con la carne molida sobre las papas que aún se encuentran en la sartén o bandeja de horno. Luego vierte la salsa de bechamel uniformemente por encima. Para coronar el plato, cubre cada una de las papas con una rodaja de queso mozzarella.
Vuelve a hornear, esta vez a 180 °C durante 30 minutos.