Pon en un bol la mantequilla blanda, el azúcar en polvo, las yemas de huevo, la vainilla y una pizca de sal. Añade la harina y la maicena y amasa hasta que esté suave. Divide la masa por la mitad y colorea una parte con colorante alimentario rojo. Deja enfriar la masa durante al menos una hora.
Extiende ambas masas en rectángulos de igual tamaño. Recorta corazones de ambas masas usando el cortador de galletas. Intercambia los corazones de las masas de manera que los colores queden intercambiados. Recorta corazones con un cortador de galletas grande. Coloca los corazones en una bandeja de horno forrada con papel de hornear. Hornea durante 12 minutos a 180 °C con el calor de arriba y abajo activado.
Extiende la masa roja y la clara. Recorta tres corazones claros y uno rojo y colócalos en forma de trébol en una bandeja de horno forrada con papel de hornear. Hornea durante unos 12 minutos a 180 °C con el calor superior e inferior activado.
Extiende la masa roja y recorta los corazones. Barniza un corazón con una mezcla de yema de huevo y leche y coloca otro corazón encima. Haz lo mismo con el resto de los corazones, formando un cilindro. Pon el cilindro en el congelador durante 15 minutos. Extiende la masa clara en forma de rectángulo y colócala sobre un film transparente. Enrolla el cilindro de corazones rojos con la masa clara con la ayuda del film transparente. Coloca la pieza en el congelador durante otros 15 minutos. Saca el rollo de corazones del congelador y córtalo en rodajas. Coloca las rodajas en una bandeja de horno forrada con papel de hornear. Hornea durante 12 minutos a 180 °C con el calor superior e inferior activado.