Precalienta el horno a 180 °C con calor inferior y superior. Engrasa la fuente para horno con un poco de aceite de oliva.
Corta la pechuga de pollo en trozos del tamaño de un bocado.
Calienta el aceite de oliva en una sartén grande y fríe los trozos de pollo a fuego medio durante unos 5-7 minutos hasta que estén dorados por todos lados. Sazona con sal, pimienta y pimentón.
Lava el brócoli, córtalo en ramilletes pequeños y blanquéalo durante 3 minutos en agua hirviendo con sal. Después, enfríalo con agua fría.
En un tazón pequeño, mezcla la crema de leche, la leche, la fécula de maíz, el queso feta (desmenuzado), el orégano y la nuez moscada hasta obtener una salsa cremosa. Sazona con sal y pimienta al gusto.
Coloca el pollo y el brócoli en la fuente para horno preparada y mezcla ambos ingredientes ligeramente.
Vierte la salsa de feta y crema de leche uniformemente sobre todo y espolvorea con el queso rallado.
Hornea la cazuela en el horno precalentado durante unos 25 minutos, hasta que el queso esté dorado, y sírvela caliente.